Cada acto de amor incondicional hace eco en la eternidad
PARA LAS PAREJAS: Las parejas que se esfuerzan por no discutir sobre nimiedades y que dejan de lado su egoísmo narcisista, serán capaces de hallar el camino del amor incondicional.
El amor incondicional no supone la ausencia de límites, pero, si implica el ejercicio consciente y consensuado de principios y valores compartidos. La relación de padres e hijos, la relación entre hermanos y la relación de pareja; se alimentan y se sustentan de la ética familiar.
La ética familiar no se trata de un conglomerado de supuestos o de conceptos medio difusos e ininteligibles para un grupo de individuos. Se trata más bien de un discurso bien estructurado que necesariamente debe ser consensuado por la pareja en sus inicios; y en segunda instancia requiere evidenciarse en acciones concretas y observables durante el transcurrir histórico del grupo familiar. De esa forma gradualmente la descendencia quedará inmersa en experiencias vivenciales que progresivamente se irán sedimentando para dar lugar a la ética familiar, con la cual todos los integrantes deben comprometerse en distintos grados de consciencia y acorde al desarrollo evolutivo de cada persona.